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"Alto impíos", parece decir Ordóñez.

Antes de partir de Cúcuta donde estuvo con motivo de la crisis que ha generado la deportación masiva de colombianos desde el otro lado de la frontera, el Procurador General de la Nación le pidió al Presidente de la República que las ayudas que anunció ayer sean solo para bautizados en la fe católica.

«La ley de Dios es superior. En esa medida quien no esté cobijado por ella es, en rigor, un ilegal, y un Gobierno no puede andar subsidiando la ilegalidad. El Estado colombiano, católico y temeroso de Dios desde el primer momento, solo puede tenderle la mano a quienes pertenezcan a la Iglesia católica, de lo contrario se estaría cometiendo además de una ilegalidad, un sacrilegio», afirmó.

«Me han contado que entre los deportados hay mucho protestante, uno que otro musulmán y no pocos ateos. Es la oportunidad del Gobierno para regresarlos al redil. Ellos son los responsables de cualquier delito que hayan podido cometer en Venezuela, desde homicidios hasta la difusión del reguetón, la lectura de las Cincuenta sombras de Grey, el abrazar a compañeritos del colegio y la preferencia por la leche deslactosada, costumbre instaurada por el comunismo. Quién no está con el único Dios verdadero, el de los católicos, es propenso a caer en esos precipicios del mal», concluyó antes de impartir la bendición a los periodistas presentes e ingresar a la sala de espera.

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