Publicado el por en Bogotá, Innovación.

andenes

En la que desde ya es considerada una iniciativa más ambiciosa que el mismo Metro de Bogotá en asuntos de movilidad, la alcaldía mayor está a punto de lanzar un audaz programa para nada menos que peatonalizar los andenes de la ciudad.

Se trata de una apuesta arriesgada, pues implica un cambio cultural profundo. Como es bien conocido, la capital es reconocida en el mundo por haber implementado con rotundo éxito y de tiempo atrás políticas para utilizar andenes como parqueaderos de automóviles y motos; galerías gourmet con una oferta que va desde el popular pincho de $1.000, que tanto ha contribuido a mantener a raya la población de roedores, hasta mesas de elegantes restaurantes de cocina fusión en los que se ofrece una reducción de un cuarto de champiñón con media gota de margarina polaca por módicos $450.000; pintorescos mercados de las pulgas que a diario nutren las cifras de intercambio comercial-informal entre Colombia y China; además de amplios y prácticos depósitos de materiales para obra.

«La versatilidad de nuestras aceras es un motivo de orgullo y de constantes reconocimientos y visitas, eso lo sabemos, pero también tenemos claro que estamos en la década de la innovación y que solo los gobiernos que se arriesgan se hacen a un lugar en la historia», afirmó un vocero de la administración.

El principal reto estará en la pedagogía. «En las primeras pruebas piloto, los ciudadanos escogidos no supieron qué hacer sobre un andén despejado. Unos se acurrucaron, otros saltaron evitando al máximo el contacto y no pocos simplemente se pusieron en posición fetal, buscando seguridad primigenia».

Magda Echavarría, de la Sociedad de Mejoras y Ornato es una de las principales opositoras: «Por eso es que esta ciudad está como está, viene cualquier alcalde con ínfulas de emperador y de un plumazo borra una tradición urbanística y arquitectónica de varias décadas. Una guachada me parece», afirmó mientras repartía volantes promoviendo el «Sí» en la votación de la revocatoria del alcalde.

Tampoco está de acuerdo Dionisio Ruiz, conductor de una 4X4 con vidrios polarizados: «Esto es un atropello para los que desde nuestros automóviles hacemos patria. Bastante hemos trabajo para tenerlos y harto impuesto pagamos como para que ahora salga un alcalducho con ínfulas comunistas a despojarnos de nuestro sagrado derecho de parquear sobre el espacio que al ser público es, desde luego, del que llega primero y con mayor presencia, así ha sido siempre y así será, sapo», remató mientras se dirigía la mano a la pretina para terror del reportero.

Hicimos un recorrido in situ con Ricardo Villadelfuerte, experto en urbanismo que ve con optimismo la idea. Durante nuestra caminata, comentó: «Es arriesgada, pero está bien. Eso sí, no se puede quedar en el anuncio, nosotros tenemos estudios que dicen que sí se le trabaja al tema…» y en ese momento concluyó abruptamente la entrevista, al caer accidentalmente en una alcantarilla sin tapa.

Seguiremos informando sobre el desarrollo de esta iniciativa, que de tener éxito podría ser el as bajo la manga del alcalde para catapultar su popularidad.

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