Publicado el por en Bogotá, Tendencias.

Inquietos están algunos vecinos del tradicional barrio bogotano por la decisión de la Acaldía Menor en conjunto con el Instituto de Patrimonio Distrital de bautizar la calle 8 entre carreras tercera y cuarta como «Calle del atracadero».

Aseguran que de esta manera se contribuye a la estigmatización de la localidad como refugio de maleantes y que en nada ayuda a mejorar la percepción de seguridad, lo cual en últimas afecta el valor de sus predios y su autoestima.

«No deberían darle tanta importancia y más bien valorar la importancia histórica de este paso adelante en la toponimia bogotana. No culpen a la historia de verdades que se caen de su propio peso. Esa calle se va a llamar del atracadero porque ahí atracan desde tiempos inmemoriales. Ha sido testigo mudo de la evolución del hampa capitalina y eso hay que reconocérselo. De hecho hay una crónica de Juan Rodríguez Freyle en la que cuenta cómo ahí a Gonzalo Jiménez de Quesada una noche que venía de tomarse unos tragos le saltó un ladrón y lo dejó biringo» afirmó Leonardo Medina, ex filósofo oficial de la Bogotá Humana hoy pasando hojas de vida en distintas ONG «a ver qué revienta ahora con lo del posconflicto’.

Medina añadió que con frecuencia se ve en esa calle a jóvenes ‘gringos’ que traen celulares usados solo para vivir en carne propia la experiencia de un atraco en el tercer mundo, parte de «todo esto que ahora llaman el turismo social comprometido extremo».

«Palabra: los he visto, salen como a las 11 de los hostales y arrancan a tuitear desde la calle. Apenas les cae el ladrón a pedirles el bicho, se lo entregan, pero antes le piden una selfi».

«Eso lo dejó amarrado la anterior administración, a nosotros no nos miren, fo», respondió Maca Koppel, directora de la nueva Secretaría de Jardinería, Mejoras y Ornato. «Por ahora vamos a poner un cartel sobre la placa pidiéndole a la gente de bien que no le ponga esos nombres tan horrorosos a las calles. Luego sacaremos a los ambulantes, le meteremos ambientador con aroma a lavanda y, a más largo plazo, le metemos Transmilenio para terminar de recuperarla», concluyó luego de preguntarle a este reportero que «de qué Galarzas era».

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