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Pantalón de la colección D’arruncho, cien por ciento colombiana junto a uno de los donantes. 

La industria de la moda en Colombia no para de sorprender por su audacia. Ahora fue un colectivo de diseñadores colombianos que, con el decidido apoyo de Proexport, se la jugó por darle a la creciente moda del animal print, prendas femeninas inspiradas en los patrones de las pieles de especies por lo general africanas, un toque criollo.

Para lograrlos se pusieron en la tarea de buscar una especie de arraigo local que sirviera de referente para la primera colección y que tuviera un ingrediente trasgresor, pues la idea es no pasar inadvertido en las pasarelas del mundo. El runcho, también conocido como fara o chucha dependiendo de la región del país,  fue el escogido.

«Ahora que estamos en todo esto de rescatar y valorar lo autóctono, lo local,  surgió esta idea. Lo importante que quiero resaltar aquí es que es un proyecto de 360 grados, porque no se limita a vender la ropa sino que tiene un fuerte componente social. Nos asociamos con el programa Basura cero, ellos están creando pequeños núcleos de residuos orgánicos que atraen a los colaboradores. Tengo que aclarar que estos no son sacrificados, sino persuadidos de construir país mediante la donación voluntaria de su piel», afirmó una de las integrantes del equipo.

Pero el entusiasmo de estos jóvenes contrasta con el de  Verónica Echavarría, reconocida socialité y una potencial usuaria de esta línea de prendas. Ella ve con desconfianza la propuesta: «ay no, gas», se limitó a responder cuando Actualidad Panamericana le pidió su concepto.

En esta misma línea se ubica la Procuraduría. «Piel de runcho genera una asociación inconsciente en el cerebro de los jóvenes con plan arrunchis. Y usted y yo sabemos en qué termina el 99.7% de los planes arrunchis. Vemos venir una disparada de la tasa de embarazos no deseados por culpa de esos chiros», declaró Cristobal Balaguer, procurador delegado para la estética.

El escepticismo inicial no parece, empero, aplacar los ánimos de sus impulsores. Tras la línea D’arruncho, como se llamará el experimento inicial ya se hacen los primeros trazos de lo que será la segunda colección que también promete ser objeto de controversia pues según pudo establecer Actualidad Panamericana, sería resultado de una serie de estudios que han descubierto el enorme potencial de las alas de la cucaracha como materia prima para la elaboración de microfibras de alta resistencia e inigualable confort.

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