Publicado el por en Bogotá, Política.

El arraigo de las ideas y el carisma del exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro, entre sus devotos no parece tener límites.

Así lo demuestra lo ocurrido este sábado cuando una pareja que se declara fiel seguidora del ahora candidato presidencial se comunicó con él vía telefónica para que les dijera de qué color comprar la tela que utilizarán para tapizar los muebles de su residencia ubicada en las exclusivas Torres del Parque de Bogotá.

Dicho hogar está conformado por Manuel Zamorano-Villegas, economista con maestría en planeación sostenible y doctorado en nuevas caninidades  de la Universidad Paris XVII y por Valentina Restrepo-VanRooof, antropóloga con maestría en creación cultural con perspectiva de antigénero de la Universidad de Cataluña. Ambos son profesores de cátedra en distintas universidades y fueron también contratistas de la anterior administración distrital. Los dos son usuarios asiduos y feroces de las redes sociales.

El caso es que de nada sirvieron los estudios y la experiencia de ambos en sus respectivos campos profesionales. Llegada la hora de tomar la decisión optaron por apelar a quien consideran «nuestra luz, nuestra guía, nuestro faro, nuestro sensei preclaro».

«No es que no seamos autónomos, es que optimizamos procesos de toma de decisión apelando a mentes superiores. Nosotros como humanos podemos errar y esto representaría costos de diverso orden, incluso ambiental. Es mejor entonces que Él nos diga que hacer. Como ustedes saben, el concilio de Sumapaz de 2008 estableció como dogma la infalibilidad del líder. Por eso apelar a Él funciona para los muebles, pero también cuando toca decidir si vainilla o frutos rojos, Murakami o Franzen, ni hablar de decidir a quién tachar en el cubículo de votación».

Otra cosa piensa un vecino, amigo de vieja data de la pareja. «Son chéveres, pero antes eran más. Desde que se metieron en lo del progresismo es Petro para arriba, Petro para abajo, que  Petro predicó, que ven te hablo de Petro. Desesperante. Con decirte que ya están hablando de para adentro, como Petro. Y hablando de sí mismos en tercera persona. Eso nos preocupa a todos, lo hablamos en la última asamblea».

«Qué va, ese man es full Vargasllerista, mafioso, no le pare bolas», se defendió Manuel mientras elaboraba una réplica a escala de la máquina tapahuecos para Hollman, el hijo de tres años de la pareja.

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