Publicado el por en Bogotá, Salud y bienestar.

Plancheta

El derriere carente de sinuosidad que caracteriza a las mujeres nacidas en Bogotá tendría relación con las partículas de azufre presentes en el humo que expiden los vehículos de servicio público. A esta conclusión llegó un estudio del Instituto de Estudios Urbanos y Salud de la Universidad Nacional revelado hoy en evento que tuvo lugar en plena carrera 13 de la capital.

Luego de analizar el contorno de por lo menos 500 mujeres de diferente origen, así como pruebas de sangre y muestras de tejido muscular recolectadas en distintas regiones del país a lo largo de dos décadas, los investigadores concluyeron que la exagerada concentración de este elemento químico en el organismo además de enfermedades respiratorias produce a largo plazo traumatismos irreversibles en el proceso natural de crecimiento y tonificación de los glúteos femeninos.

“Este tipo de partículas actúan como agentes inhibidores de una proteína, la osfoglucoproteína rica en ácido glutamínico y nitrógeno, sin los cuáles el desarrollo muscular en este lugar específico y meridional del organismo femenino, a juzgar por los hallazgos, sufre serios traumatismos”, afirmó el doctor Gerardo Bohórquez, líder del equipo investigador.

“En otras ciudades como Cali y Medellín donde también hay unos índices altos de material particulado sus habitantes tienen la ventaja de que en sus primeros años permanecen con buena parte del cuerpo descubierto en directa exposición a la luz solar, situación que detona una serie de procesos metabólicos en los que se producen proteínas sustitutivas de la mencionada. La naturaleza una vez más demuestra que es muy sabia”, añadió.

El trabajo incluyó un componente histórico para darle más solidez a las conclusiones. En él se hizo un barrido por toda la bibliografía que describe la vida cotidiana de la ciudad desde la colonia. “Encontramos varias alusiones a la sinuosidad de la mujer bogotana en tiempos previos a la aparición de los buses chimenea”, plantea María Teresa López, historiadora que hizo parte del grupo de trabajo.

López menciona el caso de “El Carnero” de Juan Rodríguez Freyle donde “en más de una ocasión el autor se refiere a la tentación que en tiempos de fiestas carnestolendas significaba para los castos santafereños la oportunidad de observar y deleitarse con ‘el impúdico pero sugestivo ángulo que en donde la espalda de las santafereñas pierde su santo nombre se forma’, esto gracias a las comparsas en las que los disfraces de las damas dejaban asomar un porcentaje adicional de su anatomía oculto durante el resto del año”, Más adelante vemos cómo el viajero argentino Miguel Cané en sus “Notas de Viaje sobre Venezuela y Colombia” describe la manera como los foráneos que llegaban a la ciudad fatigados luego del duro viaje a lomo de mula desde Honda “retomaban bríos con la mera observación de esa reconfortante voluptuosidad trasera tan propia de las damas de esta fría ciudad”.

“No hay duda pues de que la aparición de los buses fue la causante de esta malformación. Nuestra recomendación a la alcaldía es incluir en el combustible de los nuevos vehículos del SITP gotas de osfoglucoproteína para que comience a ser inhalada por las habitantes de la ciudad. Por supuesto que el efecto no será inmediato, es algo que deben hacer, siendo sincero, pensando más en sus nietas y deben ser constantes: al menos una vez a la semana tendrán que poner su nariz en el exhosto de un bus azul durante al menos 20 segundos”, sentenció.

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