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La ciencia no para de sorprender. El más reciente hallazgo que tiene convulsionada a la comunidad científica proviene, además, de Colombia. Científicos de la Universidad del Norte del Valle sede Sevilla, Valle, adelantan la fase final de un estudio que busca comprobar la facultad de las ondas sonoras del género urbano para interrumpir la reproducción de microoganismos. Todo indica que las conclusiones del experimento irán en esa dirección.

Todo comenzó con un baño de la discoteca «La mala lipo» de Tuluá. Esta era frecuentada por los miembros del grupo de investigación en patologías infecciosas de la Universidad, reconocido desde hace más de una década como «el de más flow» de todo el  centro educativo.

Estos comenzaron a notar las perfectas condiciones de aseo de los baños, los cuales tenían el curioso detalle de un bafle en el que se reproducía la música que sonaba en la pista de baile. Les llamó tanto la atención el hecho que luego de que uno de ellos se animara a comentarlo un lunes, al viernes siguiente organizaron una ‘encaletada’ de material de laboratorio para extraer muestras de jabón (chiquito), toallas y del agua de la batería sanitaria. La sorpresa fue mayúscula al comprobar su total asepsia.

El único elemento diferente, en relación con el baño de un establecimiento aledaño cundido de bacterias era el bafle, por el que desde el primer día solo han salido acordes del género urbano. Ahí estaba la clave.

Un profesor, que pidió reserva de su identidad, asegura que este es el hito  más importante para la ciencia criolla después de que la Dimayor desafiara las reglas de la física al demostrar con un triangular que no todos los equipos que descienden, bajan.

«Esto es una revolución. No solo aplica para bacterias, también para maleza e incluso cultivos ilícitos. Es una luz para el país. Muy pronto se superará el debate del glifosato y veremos cultivos de coca fumigados con Maluma».

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