Publicado el por en Bogotá, Judicial.

EsmadIntegracion

Lo que parecía ser una fiesta amigable para integrar a los miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios, ESMAD, terminó en una gresca sin antecedentes, con un saldo lamentable de 47 heridos y más de $130.000.000 en pérdidas materiales.

La cita fue en el salón comunal del barrio Policarpa Salavarrieta, templo de la extinta lucha libre bogotana, que muy amablemente había prestado la Junta de Acción Comunal a la Dirección del escuadrón. “Para nosotros era un honor prestar nuestro salón a tan altos defensores de los derechos humanos.” dijo Jeiny Shirley Urrutia de Brigard, vocal de la junta, “lo que no pensábamos es que nos fueran a romper todo” agregó con lágrimas de ira.

Abel Urquijo, víctima de la gresca, le contó a este medio desde la clínica de la mujer (no había más camas en otro lado) cómo sucedieron los sucesos que a esta hora tienen en período de prueba a 200 miembros de la institución y mal heridos a casi 50.

“Todo era alegría y emoción, teníamos el vestido de gala que es igual al de combate pero con un corbatín gris, muy bonito, tomábamos, bailábamos en parejas, hacíamos coreografías (la de El Meneíto nos salió muy bien) pero fue en el momento del trencito cuando mi Cabo Contreras gritó en medio de la fila: ‘qué perra tan loca’ refiriéndose a su estado de embriaguez, lo que mi Sargento Primero José Aguilera, que estaba detrás de él, sujetando sus caderas, interpretó como una ofensa personal

‘Más perra y loca será su P… Madre’ respondió mi Sargento” concluye Urquijo.

Lo que siguió fueron los golpes de Aguilera con la consecuente respuesta de Contreras. La pelea fue ganando adeptos entre los amigos de uno y otro, al punto de que los uniformados empezaron a darse bolillo recibiendo una dosis de su propia medicina.

“Usted parece un barra brava! ¡Usted parece estudiante de sociología! ¡Y usted miembro de Fecode! ¡No sea sapo, sindicalista!” Fueron algunos de los descalificables insultos que se alcanzaron a oír.

A eso de las 3 de la mañana el escándalo era insoportable, algunos vecinos del Policarpa llamaron al ESMAD, pero no obtuvieron respuesta. Entonces, decidieron entrar al salón comunal y hacer justicia por sus propias manos. “Al principio pensé que bailaban el Harlem shake, pero cuando una silla casi me baja la mula, me di cuenta de todo. Fue cuando se nos ocurrió apagarles la luz y santo remedio.” Dijo Jeiny Shirley.

Los vecinos han pedido una jugosa indemnización y que sean los mismos uniformados que pinten y reparen la sede, adicionalmente, exigen la cabeza del Comandante de la Policía Metropolitana, la cual, dicho sea de paso, está a esta hora llena de hematomas y chichones, pues como era de suponerse, el citado Comandante era parte del comité organizador de la fiesta.

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