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Un momento embarazoso se vivió la semana pasada en La Habana cuando se discutía la conformación del grupo de 12 académicos con la misión de escarbar en los orígenes del conflicto.

Llegado el momento de que las Farc presentaran sus candidatos, ocurrió que el último de la lista era «ese profesor que enseña ortografía con humor en la televisión». En un primer momento hubo silencio y algo de confusión en el recinto, que luego dieron paso a los murmullos y a las risas disimuladas de los negociadores del gobierno cuando uno de ellos le preguntó a Iván Márquez, quien tenía la palabra, si se trataba del popular «Profesor Súper O».

«Ese, camarada, gracias por recordar el nombre, consideramos fundamental su presencia dado su trabajo con sentido social, su origen afroamericano y la facilidad con que le llega a las masas, pero sobre todo su rigor que no juega en contra de su carisma». A esa altura nadie se atrevía a decirle al comandante de las Farc que dicho personaje existía solo en el universo de la ficción, pues todos tienen ya muy claro que se pone de muy malas pulgas cuando alguien lo contradice.

Finalmente, cuando llegó el momento de recoger teléfonos y correos de los convocados, fue necesario que el jefe del equipo negociador del gobierno, Humberto de la Calle, llamara a un cuarto adjunto a Márquez para explicarle la situación y así evitar que fuera blanco de matoneo, incluso por parte de sus mismos compañeros.

Según trascendió, aunque se alcanzaron a vivir momentos tensos, el impasse fue superado e incluso al final de la jornada el mismo Márquez bromeó al sugerir que al día de la firma del acuerdo final hay que invitar a Condorito y a su can Washington, «perro, como todos los yanquis».

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