Publicado el por en Política.

Ante la firma del acuerdo de paz con las Farc, el más reconocido opositor del proceso, el expresidente Álvaro Uribe, ha dado su brazo a torcer. El ex mandatario ha dicho que respaldará el eventual acuerdo, pero con una sola condición: «que me garanticen que quedará al menos una guerrillita funcionando».

La exigencia fue justificada con el argumento de que, de lo contrario, se le estarían cerrando las puertas del sistema político a su colectividad, el Centro Democrático. Así lo explicó su director de juventudes y subsecretario de propaganda, Laureano Balaguer: «es sencillo: sin guerrilla funcionando nuestro discurso e ideario se diluyen. No es por terquedad que hacemos esta petición, como dirán muchos, ni por codicia, es un asunto de inclusión, de garantizarle a la ciudadanía un espectro político diverso, elemento fundamental para profundizar la democracia». La idea, según fuentes cercanas a la familia, ha sido promovida activamente por Lina Moreno que estaría inquieta ante la perspectiva de su marido sin guerrilla funcionando.

Desde Cuba ha trascendido que ante esta petición que, de ser atendida, implicaría remover el último obstáculo en el camino hacia la anhelada paz, los negociadores de ambos bandos han considerado la posibilidad de ceder. Esto implicaría incluir en el acuerdo un parágrafo estipulando la permanencia en armas de un frente de las Farc cuyo accionar estaría estrictamente limitado a intereses del partido en cuestión. Estaría conformado por personas contratadas a través de una cooperativa de empleo temporal -para abaratar costos, explicaron, según exigencia de los países acompañantes que pondrían el dinero- y se le concedería así mismo a Uribe su petición adicional de ocupar su jefatura de comunicaciones.

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