Publicado el por en Interné, Judicial, Tendencias.

Transcurridos casi dos meses desde la entrada en vigencia del nuevo Código de Policía, comienzan a hacerse los balances. Uno de ellos, elaborado por la misma institución, tiene un dato muy llamativo: la conducta que ha generado más sanciones pecuniarias.

Se trata de la práctica, castigada por dicha norma, pero aun así cada vez más extendida, de compartir enlaces en redes sociales sin antes verificar su contenido.  Tal proceder es penalizado con tres salarios mínimos mensuales legales vigentes, poco más de dos millones de pesos cuando los patrulleros del CAI virtual logran comprobar que tuvo lugar.

Pero las curiosidades aumentan al observar la lista de enlaces que originaron los mencionados comparendos. La mayoría son textos de filósofos como Deleuze, Zizek, Derridá y Maturana (Francisco, no Humberto). Otros tantos son manuales de cocina molecular, tutoriales que indican como construir tu propio ‘think tank’  y galerías de fotos con las imágenes más disparatadas de los anuarios de la escuela de Frankfurt.

«El perfil del compartidor no lector es sencillo de establecer», asegura el teniente al mando de la unidad dedicada a hacerle frente a esta conducta.  «La mayoría son hombres y mujeres en situación de flirteo. Con esta práctica buscan atraer a la hembra o al macho, mostrándose como supuestos consumidores de material de alto vuelo intelectual. Haga de cuenta lo que hace el pavo real cuando abre la cola, solo que estos no abren los enlaces».

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