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Llamativos cambios en los estilos de vida de los colombianos se asoman en los resultados de la más reciente encuesta del Dane sobre el consumo en los hogares. Sin lugar a dudas uno de sus aspectos más interesantes es el de que, por primera vez, el consumo de keratina supera al de un producto que está en el ADN de esta nación: el aguardiente.

La obsesión reciente de hombres y mujeres por dejar atrás cualquier rastro de ondulación en su cabello es la responsable de que hoy todos los laboratorios del mundo que comercializan esta sustancia hablen de este rincón de Suramérica como «el palacio de la keratina». También es motivo de sorpresa la ubicación de dicha sustancia en el escalafón de productos prioritarios, allí aparece por encima de rubros como la educación y los regalos del día de la madre.

Expertos como Misael Trillos, argentino, profesor de la cátedra de trending topics en la Universidad de Palermo sede Teusaquillo, aseguran que sin duda el futbolista Radamel Falcao García jugó en su momento un papel «determinante» en el auge del químico alisante, pero que este está lejos de ser el único factor que explica el fenómeno. Señala también un proceso evolutivo de selección natural motivado por el hecho de que el cabello liso es interpretado por el cerebro masculino como indicador de habilidades en terrenos como los de la ilegalidad, las artes amatorias, el engatusamiento y el perreo. En ese sentido, ve como muy posible que en 200 años en el museo nacional se exhiba el cuerpo momificado de la última crespa.

«Ya superó al aguardiente. De seguir así la tendencia, lo más probable es que en seis meses supere al cilantro y en un año a la mala leche», concluyó Trillos.

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