Publicado el por en Economía, Internacional, Política.

Una singular medida aprobó hoy la comisión para la lucha contra la desigualdad de la ONU: autorizó el matoneo a los representantes de los países que no hayan presentado una «disminución sostenida y consistente de dicho indicador en los últimos diez años».

«Esta es una medida que, aunque puede contrariar algunos aspectos del plan decenal contra el matoneo y comportamientos conexos de nuestros colegas de la Unesco, tiene un enorme potencial en distintos campos, desde el pedagógico hasta el macroeconómico», expresó hoy en Ginebra el secretario de la comisión, el noruego Jhons Alstrom.

De acuerdo con lo dispuesto, a partir de la fecha los embajadores, ministros y demás funcionarios de estados en la lista negra de la desigualdad podrán ser objeto de bromas pesadas en las distintas reuniones, foros y eventos que organiza la ONU a lo largo del año.

«No queremos que pase a mayores, por supuesto, pero sí esperamos que les corran la silla antes de sentarse, que les pongan sobrenombres molestos, que durante el baño les echen shampoo en numerosas ocasiones en la cabeza o que les aflojen la tapa del salero en el desayuno, cosas así. Creemos que es una manera innovadora y efectiva de animarlos a tomar, por fin, cartas en el asunto», explicó Alstrom, premio nobel de economía en 1987.

La decisión fue mal recibida por delegaciones de países que, como Colombia, tienen poco que mostrar en este campo. El más reciente informe al respecto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, mostró cómo entre 1993 y 2014 fue el país de la región que en mayor medida concentró el ingreso en el uno por ciento más rico de la población.

«A nadie la sirve una organización de naciones que promueve el matoneo, que nos obliga de esa manera a traicionar los que han sido los principios fundacionales de este país: es decir, las castas, la inmovilidad social, la garantía de cualquier colombiano de morir en las mismas condiciones en las que nació. Estamos estudiando no volver a comparecer ante la ONU», declaró, molesto, el presidente, Juan Manuel Santos, mientras firmaba una orden para enviar a Nueva York y Ginebra varias cajas de almendras.

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