Publicado el por en Bogotá.

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“Mamá no tengo novio y te juro que no me acosté con nadie”. Son las palabras de Melisa*, una joven universitaria, que intenta explicarle a su madre que está embarazada. Y es verdad, Melisa no se acostó con nadie. Sin embargo, ignora las consecuencias que tienen los encuentros cercanos con tipos inescrupulosos en Transmilenio, que aprovechando la multitud se lanzan en busca de cualquier entrada abierta para reproducirse al fragor de los arranques y frenazos del bus articulado.

Melisa* no encontró una explicación satisfactoria a su estado hasta que recordó los empellones y manoseos a los que se expone de lunes a viernes. No logró nunca precisar el día exacto, solo recordó que fue en hora pico, también llamada hora punta, por un caballero que se le acercó y cortésmente le dijo: “La punta, solo la punta”.

Melisa* es solo una de las 24 mujeres que se han reportado en Medicina Legal después haber quedado embarazadas en Transmilenio. “Es difícil saber dónde se embarazan las mujeres, sobre todo sí son sexualmente activas. Estas cifras son de mujeres que manifestaron ser vírgenes, además de un trío de religiosas”, afirmó un funcionario de esta institución, por lo que se calcula que la cifra puede ser mucho mayor.

Hasta ahora no se han identificado culpables, aunque existan varias pruebas positivas de embarazo. Al parecer, varios podrían ser los padres del hijo de Melisa*. Ella recuerda uno en especial que le dijo: “Tranquila niña que es la última parada”.

También es difícil establecer si las concepciones ocurren en el fuelle o en la entrada; en la primera o en la segunda parte del bus. Lo cierto es que las probabilidades de embarazo aumentan -y eso es bien conocido- cuando se está de pie, firme en el deseo de no querer tener hijos.

Otro hecho que llama la atención, y que permite comprobar que estas prácticas van en aumento, es el auge de vendedores ambulantes que desde hace más de dos meses están vendiendo la pastilla de la Estación Después. “La pastilla tiene mucho éxito. Eso sí, hay que evitar la competencia… ¿cómo le explico? Que las mujeres se bajen en la estación de Profamilia”, nos dijo un vendedor.

Pero no todo es negativo, muchas parejas que desean un bebé han encontrado en las rutas de Transmilenio el mejor tratamiento contra la esterilidad masculina, garantizando de paso, y como se debe en estos casos, el anonimato del padre reproductor.

Melisa* sigue viajando en Transmilenio, ahora va más segura porque en algunas ocasiones le ceden un asiento azul, y como ella bien dice entre risas “A una, ya embarazada, no la embarazan dos veces”. Pero su temor sigue: quien quita que entre las largas horas de viaje rompa fuente, tal vez en la misma estación de Las Aguas.

*Nombre ficticio, utilizado para ocultar la identidad de Diana Carolina Arévalo Reyes de 22 años de edad y residente en Bogotá.

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