Publicado el por en Política.

Lo último entre la élite bogotana es pedirle al vicepresidente Germán Vargas Lleras que esté presente en la sala de partos para cortar el cordón umbilical de sus recién nacidos.

El futuro aspirante a la presidencia se ha dedicado en los últimos dos años a inaugurar desde aeropuertos hasta grecas de café pasando por arreglos de humedades del baño de su casa, siempre con el mismo entusiasmo. Tanta práctica le ha permitido alcanzar lo que los expertos califican como un «alto rendimiento» en materia de corte de cintas, llegando, en ciertos fines de semana, a cortar hasta veinte cada una de ellas con hasta veinte alzadas y besos a bebés.

Pero hasta ahora solo se trataba de obras de infraestructura o de equipamientos varios, no de seres vivos. Tal excentricidad, a la que el funcionario ya habría accedido en al menos una decena de casos, buscaría garantizarle al menor un futuro lleno de «contactos, contratos y votos».

Es de esperarse entonces que en cuestión de cinco años todos los niños de colegios de élite de Bogotá que muestren altos grados de patanería y desprecio por los códigos de convivencia de sus planteles rápidamente generen entre sus docentes el comentario: «ah, es que él es de los inaugurados por Germán».

 

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