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Una tras otra vienen ocurriendo las salidas en falso del presidente de Estados Unidos. Tras revelarle información ultrasecreta de inteligencia al embajador y al ministro de Relaciones Exteriores rusos y de pedirle al saliente director del FBI que cesara la investigación sobre el grado de influencia de ese país en la campaña que lo llevó a la oficina oval, Trump olvidó que tenía agendada la visita del presidente colombiano Juan Manuel Santos para mañana jueves y decidió adelantar a su viaje a Europa y el Medio Oriente.

Del inédito descuido se dieron cuenta los funcionarios de la Casa Blanca cuando el Air Force One ya había despegado rumbo a Arabia Saudita luego de que Trump terminara de ver sus programas de televisión del mediodía y su secretaria decidiera pedirle el favor a un asistente de cuarto nivel de su despacho que atendiera mañana a quien creyó que era el alcalde del distrito de Columbia. El mandatario colombiano, por su parte,  lo notó recién llegado a la base militar de Andrews cuando desde la ventanilla del Boeing 767 cisterna que esta vez fue utilizado como avión presidencial vio despegar al 747 del temperamental jefe de estado. «Ah carajo, ¿ese que va allá no es Trump?», habría alcanzado a preguntarle a la canciller, María Ángela Holguín.

Horas después, al reportarse en la Casa Blanca, la misma secretaria responsable del chasco le habría dicho esto a Santos: «Mr. Donald has been really little occupied and little worried these days with so much mess, poor little president, he needed to relax watching de sunset from his plane, come back next week» (Traducción: «Don Donald anda muy ocupadito y preocupadito por tanto enredo, sitico, necesitaba relajarse viendo el atardecer desde su avioncito. Mejor vuelva a pasarse la semana entrante a ver si ahí sí me lo atiende«.)

El presidente asumió el desplante con un pie en el optimismo y otro en la poesía. «Yo no soy pesimista como ustedes. Yo prefiero una sonrisa y una flor en lugar de caras amargas y densos nubarrones. Tomémoslo como una muestra más de la confianza del mundo en Colombia. Estaba tan seguro el doctor Trump de que todo anda bien por Colombia que su inconsciente le permitió pasar por alto mi rendición de informes, pues no había conflicto y todos sabemos que él, como hombre de televisión, adora el conflicto. Es, hagan de cuenta, como si a los profesores en el colegio se les olvidara la entrega de informes a sus papás porque van divinamente. ¿No les parece la machera?».

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