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¿Necesita copia del recibo?, pregunta el agente al conductor, que se acaba de salvar de una multa gracias a este avance.
¿Necesita copia del recibo?, pregunta el agente al conductor, que se acaba de salvar de una multa gracias a este avance.

Muy pronto los bogotanos, y más adelante todos los colombianos,  no tendrán que preocuparse por cargar siempre un billete de $50.000 en la billetera «por si las moscas», anticipando un posible encuentro con un policía de tránsito.

Las principales empresas emisoras de tarjetas de crédito y débito, en conjunto con la Policía Nacional, adelantan un plan piloto para dotar a los uniformados con modernos datáfonos inalámbricos. Ésto con el fin de agilizar el pago de la tradicional «mordida» con la que los colombianos usualmente se libran de las multas de tránsito.

Acompañamos un retén de la Policía durante la noche de ayer para ver cómo funciona el proceso en la práctica. El primer detenido de la noche es un adulto mayor a bordo de un Volkwagen Escarabajo modelo 81. Aunque el conductor tenía todos los papeles en regla y manejaba ejemplarmente, la ausencia de cinturones de seguridad en el baúl fue la excusa perfecta para amenazarlo con una multa.

«Yo siempre cargo efectivo, pero hoy no me alcanzaba para la mordida», nos confesó el hombre, que al principio se veía muy asustado. «¿Se imagina darle diez mil pesos a un policía? ¡Sería como darle un bofetón! Menos mal el agente, en vez de pedirme diez mil razones para no partirme me señaló el datáfono y ahí pude respirar más tranquilo».

El pago de impuestos por estos ingresos extra era la gran preocupación de los agentes, pero al registrar el dinero como propinas, los servidores públicos reciben el 100% sin estar sujetos siquiera al impuesto del 4 por mil.

El dinero pagado va directamente a la cuenta bancaria del oficial de turno, evitando que lleven enormes fajos de billetes en los bolsillos. «Una noche en un retén podemos hacernos 400 o 500 mil pesos en colaboraciones. Imagínese andar uno por ahí con toda esa plata por la calle, no se puede con esta inseguridad tan verraca», comentó un agente que pidió no ser identificado.

Pero no todos están felices con este avance tecnológico. Los propietarios de asaderos de pollos creen que sus ventas se verán afectadas. «El pollo es el desvare cuando la policía los para y no tienen efectivo para sobornarlos. Antes compraban su pollito con tarjeta, pero ahora que esos manes cargan datáfono se nos tiraron el negocio». Dice amargamente el dueño de uno de estos establecimientos, que afirma vender unos veinte pollos menos al día desde que arrancó el plan piloto.

Hacia el futuro se espera ampliar el uso de datáfonos a otros mercados poco convencionales, como el pago de bicitaxis, limosnas a las iglesias o los servicios de trabajadoras sexuales.

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