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Una razón adicional y de peso añadió la Dimayor a su postura en contra del decreto reglamentario del Código de Policía que obliga a los clubes a recurrir a servicios de seguridad privada en los partidos del torneo profesional: sin Policía, las cifras de asistencia de la segunda liga más competitiva del mundo caerían en picada.

Y es que no son pocos los partidos en los que la presencia de uniformados sobrepasa en número no solo a la de los otros uniformados -los de cortos- sino a la de aficionados. Basta pensar en encuentros como Equidad-Envigado, Tigres-Águilas o Tigres-Cortuluá.

«Como el público y la afición bien lo saben, la Policía Nacional no solo nos presta servicios de seguridad, sino también de acompañamiento a padres, madres y novias de jugadores, de esta forma son un bastión fundamental de nuestros registros de asistencia», explicó el presidente de la entidad, Jorge Perdomo.

«Ante la desbandada de aficionados por la violencia, pero también porque este país aún conserva algo de cordura y a nadie en su sano juicio se le ocurriría dedicarle una tarde su vida a acudir a Techo a ver un Tigres-Jaguares, la Policía Nacional ha prestado un deber patriótico incurriendo también en una actitud de martirización que mucho complace a Dios. Así dan pleno sentido a su lema: Dios y Patria y todo gracias a la Dimayor, de ahí la importancia de que no sean retirados de los estadios los policiales».

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