Publicado el por en Judicial, Política, Salud y bienestar.

Jaír Mendoza, representante legal de la Unión Temporal la Y, empresa responsable de los polémicos refrigerios -una tajada de platano y tres tiras de pollo- que se le venían dando a los alumnos del colegio Sagrado Corazón de Aguachica salió esta mañana a defenderse de las acusaciones en su contra.

«Todos son infames señalamientos impulsados por nuestros enemigos políticos, que no son pocos», afirmó en declaraciones a una conocida emisora. «Es un asunto deinterpretación. Donde ellos ven un refrigerio paupérrimo, nosotros vemos una merienda sintonizada con las más recientes tendencias de la Gastronomía».

«A ver te explico, lo que nosotros buscamos es ofrecer más que un plato de comida, toda una experiencia, como hacen allá en los restaurantes elegantes de Bogotá a los que van los famosos», afirmó en su defensa.

«Entonces lo que queremos es proyectar a Aguachica al mundo a través de los refrigerios, que los niños empiecen desde ya a alimentarse como como se alimentan las modelos, los actores, los cantantes de reality. Mira: si desde niño tú arrancas a comer lo que es la comida de acá, pues tu imaginario siempre va a ser local, se va a quedar acá. En cambio, cuando cualquiera de esos pelados llegue el día de mañana a Bogotá y le sirvan una reducción de preconcepto de plátano aún no existente, que es lo de moda, pues ya va a estar acostumbrado, no va a darse lo que llaman el chok cultural».

Anotó luego que los que critican no entienden que los tiempos han cambiado, que las actividades económicas de la región ya no son las mismas. En ese sentido dijo que antes se requerían meriendas con alto contenido calórico dado que los trabajos que iban a desempeñar los alumnos requerían enorme esfuerzo físico. «En cambio hoy es todo lo contrario, esta alcaldía tiene un plan para que el municipio sea cantera de youtubbers y sextuiteras, y para eso no requieren comer mayor cosa. Antes, entre menos traguen mejor para su futuro. Estamos es dándoles una mano que en el futuro sabrán agradecer».

Concluyó que el exagerado valor que el ICBF pagó por cada una de estas raciones se justifica bajo esa misma lógica. «Así, cuando vayan a Andrés Carne de Res y les cobren una millonada por una hoja de lechuga, no solo lo asumirán con naturalidad sino que se sentirán como en casa, nojoda», concluyó visiblemente alterado.

 

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