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Aunque muy aplaudida y con resultados para mostrar, la nueva ley que endurece el castigo a quienes sean sorprendidos conduciendo bajo los efectos del alcohol no deja de causar polémica por su severidad.

Quienes consideran que las sanciones no deberían comenzar desde el grado cero sino desde el uno seguramente traerán a partir de hoy a colación el caso de Juan Ramón Vargas. Este bogotano  sintió todo el peso de la nueva norma luego de ser sorprendido por un retén de la Policía de Carreteras donde le inmovilizaron su vehículo y le impusieron una multa de 1.768.000.

«Esto es absurdo, se sale de toda lógica, estaba aburrido en mi casa, fui a comerme un helado y lo pedí de ron con pasas, sabor que le gustaba a mi padre y que yo consumo en homenaje a él porque a mi ni siquiera me gusta. Al salir de la heladería me pararon en el retén y luego de obligarme a soplar resultó que marcaba 0.004 por culpa del dichoso helado. Es injusto. Por eso es que estamos como estamos», puntualizó.

Más irónico aun es que Vargas, según aseguró, dejó de beber hace 20 años luego de que un día bajo los efectos del alcohol en la finca de un familiar, hoy polémico empresario, confundiera un burro con una cebra con lamentables resultados.

La Policía de Carreteras, por su parte, prefirió no referirse al hecho.  Solo afirmó a través de su oficina de prensa que se adelantarán campañas de sensibilización con el gremio heladero.

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