Publicado el por en Miscelánea, Política.

pazologos

Nadie quiere hablar del tema, pero la inquietud es cada vez es más palpable. Los llamados «pazólogos» entre los que se cuentan expertos en resolución de conflictos, ex comisionados de paz y ex combatientes hoy convertidos en académicos están inquietos por lo que parece un inminente acuerdo con las Farc. Les preocupa, sobre todo, su futuro laboral.

«Tienen que entendernos, es toda una vida dedicada al tema, no sabemos hacer más y todos tenemos familia. Y no solo somos nosotros, hay miles de personas detrás nuestro: los europeos y gringos de las ONG que nos patrocinan, editoriales que sacan los textos que publicamos, los productores de Hora20, las agencias de viajes donde compramos nuestro pasaje mensual a Barcelona o a Montreal para ir a los seminarios, hasta me atrevería a incluir ahí al personal de los hoteles, sobre todo a los que nos sirven las jarras de agua que nunca faltan en las mesas de nuestros foros. Ah, y a los que alquilan video beams en Cartagena, métalos también», afirmó uno de ellos con la condición de revelar su nombre mientras se terminaba de abotonar su guayabera.

Al parecer, viene haciendo carrera una singular propuesta que todos estos expertos harán llegar a la mesa de La Habana en los próximos días. Pretenden mantener activa una parte del conflicto mientras ellos entran en un proceso de reconversión laboral que ya les habría ofrecido el Sena. «Sí, es verdad que estamos ahora buscando eso. No lo vemos como algo inalcanzable, sería cosa de mantener la guerra en dos o tres departamentos por máximo dos años y que nosotros podamos seguir haciendo foros sobre lo que allí ocurre mientras nos inventamos alguna cosa. Yo, por ejemplo, estoy viendo con buenos ojos lo de vender Herbalife, pero, repito, entienda, no puede ser de sopetón, tiene que ser gradual», añadió la fuente.

Una alternativa que habría salido del Gobierno era la de gestionar su traslado a otros países con conflictos armados en plena ebullición como Siria o la República Centroafricana, posibilidad que inmediatamente rechazaron una vez constataron que en estos lugares no hay restaurantes de los hermanos Rausch.

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