Publicado el por en Internacional.

Sale Francisco, entra Benedicto
Sale Francisco, entra Benedicto

Un hecho sin precedentes tuvo lugar hoy durante la tradicional eucaristía que el sumo pontífice celebra los domingos en la mañana ante la multitud que sin falla se reúne en la Plaza de San Pedro. Un mal movimiento del tobillo del Papa Francisco le produjo una luxación que, aunque no reviste gravedad, le impedía permanecer de pie, razón por la que los médicos le recomendaron no continuar con la celebración. Como una situación así nunca antes se había presentado en más de 2.000 años de cristiandad, ninguno de los presentes sabía muy bien qué hacer, mas todos estaban de acuerdo en que había que terminar la misa para no producir la que hubiese sido una profunda decepción en los más de 50.000 fieles presentes. El problema pasaba porque ningún obispo o sacerdote se atrevía a terminar con una celebración comenzada por un Papa.

Fue entonces cuando uno de los obispos propuso recurrir a Benedicto, quien desde su dimisión el año pasado ha optado por el bajo perfil. Luego de un breve análisis se convino en que nada se perdía con marcarle a su habitación y explorar la posibilidad de que hiciera este reemplazo temporal. Establecida la comunicación, Ratzinger afirmó estar leyendo un libro «y sin nada en la agenda», por lo que no tendría problema en «hacerle la segunda» a su sucesor. Rápidamente abandonó sus aposentos en el Monasterio Mater Ecclesiae y se hizo presente en el famoso balcón para terminar con el ritual ante la euforia de los feligreses que no esperaban esta sorpresa.

«Lo asumo como un llamado cotidiano del Señor, realmente es una alegría para mí, pero no quiero que se hagan ilusiones, este Papa vuelve a su retiro. Lo hice porque mi vocación siempre ha sido de servicio, pero no quiero que sea visto como una búsqueda de protagonismo. De hecho, leí el sermón que Francisco ya tenía escrito, solo le cambié unas comas por estilo y un punto que tenía mal puesto, no más», declaró Benedicto a Radio Vaticana horas después.

«Y qué te digo, soy un privilegiado, o decime hacía cuánto que un Papa no se daba el lujo de tener un suplente en la banca. Vi la misa y creo que estuvo muy bien, solo le faltó un poco de ritmo de competencia, seguro por la para tan larga», bromeó por su parte Francisco recurriendo al argot futbolístico, deporte del que es fanático.

Comentarios

Comentarios