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Desconcertados se declaran los padres de Maicol Javier Ruiz, de apenas diez años, que desde que tiene uso de razón se ha declarado fanático del fútbol. Hasta aquí nada anómalo en el caso de este menor residente en Cunday, Tolima. Lo sorprendente es que, a diferencia de todos los de su edad, no quiere ser volante, delantero o arquero, sino directivo.

“No sabemos cómo asumir esto. Hemos hablado en el colegio, con los sicólogos, hasta en la parroquia y nadie sabe muy bien cómo asumir el tema, es que es la primera vez que pasa. Por ahora lo hemos dejado, porque nosotros siempre hemos sido de apoyarlo en todo, pero no sabemos hasta donde podemos llegar con este cuento que se le metió”, declara Griselda, su madre.

Y es que la obsesión de Maicol va en serio. “Cuando van a jugar fútbol en el recreo, él se pide ‘presidente’ del equipo y se sienta en el escalón más alto de la escalera que da contra la cancha a tomar Big Cola rodeado por las  niñas de tercero con las que bajan detodito mientras sus amigos sudan”, declara Marlén Figueroa, directora de grupo de quinto A, curso de Maicol.

Desde ya muestra gran talento para organizar torneos internos, así como para grabar con su teléfono inteligente las jugadas de los alumnos más talentosos, las cuáles sube a un canal de Youtube llamado, talentosjovenesybaratos.

“Que quiera ser directivo como tal está bien, pues acá en el colegio se les estimula desde pequeños todo lo que es la parte del liderazgo y el emprendimiento, como dice nuestro lema, acá formarmos es gerentes de su proyecto de vida, lo que sí quisiéramos saber mejor es qué lo motiva”, añade.

Y acá aparecen los bemoles.  Al parecer Maicol ya habría permitido que al menos dos niños de quinto jugarán en el torneo de los de tercero con su carnet estudiantil adulterado. Asimismo, dada su condición de dueño del balón, todos aquellos compañeritos que se han quejado con la ‘profe’ de sus abusos han quedado vetados. Y no pueden hacer nada, pues Maicol, astuto, invita a los profesores a sentarse en el mejor escalón junto a él en los partidos más atractivos y los colma de atenciones. A este palco improvisado también asisten con frecuencia el alcalde de Cunday, el juez promiscuo, el párroco y el comandante de la Estación de Policía. Con todos mantiene excelente relación, no obstante su corta edad.

Otras denuncias, anónimas, señalan la misteriosa coincidencia entre la exigencia a los equipos de seis naranjas para inscribirse en los torneos y el que su primo de octavo-B haya puesto una venta de jugo en el parque principal de Cunday.

«Todo eso que se inventan son calumnias de gente que no hace parte de la familia del fútbol de Cunday y que no quieren que el municipio y sus nuevos talentos salgan adelante, no les haga caso, más bien tenga esta invitación para la final del intersalones», atinó a decir Maicol cuando se le indagó por estos espinosos asuntos.

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