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«Tan raro esto que no veo a nadie», parece decir Quintana, recién aterrizado en Bogotá.

Un momento incómodo vivió el reciente campeón del Giro de Italia a su regreso a Colombia. Contrario a lo que en su momento se alcanzó a avisorar, cuando se habló de una bienvenida multitudinaria en la que iba a poder sentir toda la gratitud y el cariño del pueblo colombiano, su arribo se dio en medio de la más absoluta indiferencia.

«Como me habían dicho que iban a hacer caravana con carro de bomberos yo no pedí que me fueran a recoger ni cuadré al taxi de mi padrino que es el que por lo general me recoge», afirmó el campeón desde Cómbita, Boyacá.

Al parecer, la fiebre generada por los triunfos recientes de la selección Colombia hizo que nadie recordara la gesta reciente del ciclista del Movistar, al punto que en los archivos de inmigración quedó registrado como Byron Quintana según pudo constatar AP.

«Al salir vi un carro de bomberos y creí que era el mío, cuando me fui a subir se enverracaron y amenazaron con llamar a la Policía. Qué vergüenza», relató para luego contar cómo fue víctima incluso de matoneo por parte de los taxistas y maleteros quienes se burlaron de la camiseta rosada que traía puesta «me dijeron nena, me preguntaron que si me había salido faldita por andar de rosado».

Pero los contratiempos no terminaron ahí. «Traía solo euros, los pesos que tenía no me daban para el taxi así que me dio por subirme a un Transmilenio de los que ahora llegan al aeropuerto, pero yo solo tenía la tarjeta roja, la vieja, y no me sirvió. La registradora decía algo así como ‘operación fraudulenta, tarjeta inválida’ y la gente que ya estaba subida comenzó a impacientarse, algunos me alcanzaron a agredir verbalmente, finalmente una señora, con quien estoy muy agradecido, me prestó la suya».

La gloria del ciclismo nacional se prepara ahora para su siguiente gran reto: la Vuelta a España, donde espera seguir dándole alegrías al país que tanto lo quiere.

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