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Los vecinos del barrio Buenos Aires tendrán que volver a ponerle volumen al televisor luego de que se confirmara la muerte de la lora que desde hace 2 años venía narrando los partidos de fútbol. Al principio, manifiestan entre lagrimas, la lorita solamente hacía los comentarios, así como el profe Pelufo, pero de un tiempo para acá le había dado por narrar los partidos y para eso había adoptado el estilo del legendario locutor deportivo William Vinasco Ch.

Según el parte médico esa precisamente habría sido la causa de su muerte, pues a pesar de que la lora había aprendido a manejar a la perfección su resonador supracraneal para lograr la intensidad del estilo del reconocido locutor, en un momento de emoción al cantar un gol la lora usó su garganta, lo que le ocasionó un calambre quístico lingual severo con complicación de siringe que terminó por asfixiarla en cuestión de segundos.

La lora ya gozaba de gran popularidad entre los bumangueses y hasta el mismísimo Carlos Antonio Vélez había destacado la capacidad del ave para dominar el lenguaje propio de la narración y el comentario del fútbol, recordemos que los loros típicos o psitacoideos pueden llegar a aprender hasta 200 palabras, que es, palabras más palabras menos, el número de palabras que dominan los locutores deportivos colombianos en cualquier partido.

Por su parte, William Vinasco se desplazó a la capital santandereana en donde se rindió un homenaje a la «lora goleadora» como le decían en el barrio. Allí, el empresario de radio y también político, narró emotivamente el funeral, terminando su presentación con la lapidaria frase: ¡que no la esperen en la casa!, apunte que no fue del agrado de sus allegados, en particular de Zika, perro criollo, mejor amigo de la finada que segundos después propinó un doloroso tarascazo en la pantorrilla al carismático hombre de medios.

Eduar Do Moxica, corresponsal

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