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A partir del sentimiento generalizado de inconformidad manifestado por millones de usuarios de Apple, debido a la exigua  vida útil de los cables empleados para conectar cargadores y demás accesorios, la Global Transparency Gadget Fundation (GTGF), entidad  que vela por el bienestar  del usuario de artículos móviles electrónicos, se puso en la tarea de investigar a fondo dicho problema sin sospechar que destaparía una serie de prácticas escandalosas llevadas a cabo por el  gigante de la manzana.

Como es bien sabido, Apple tuvo, hace ya varias décadas, en la venta de artículos electrónicos  su  fuente de ingresos principal; y los accesorios como cables, cargadores y adhesivos decorativos, se vieron como algo que debía ser de buena calidad, adicional y gratuito, ya que el usuario merecía un pequeño reconocimiento dada su ciega y, en no pocas ocasiones, dogmática fidelidad a la compañía.

Sin embargo, un estudio de mercadeo realizado antes de lanzar el Iphone 3G,  demostró  que las ventas del cable de reemplazo aumentaron de manera exponencial al parecer porque, al tratarse de un accesorio que pasaba casi inadvertido, los usuarios lo extraviaban, lo rompían debido al mal uso, o, más de una vez también, por su descuido servía de alimento a caninos.

Esta situación habría hecho que en Cupertino detectaran una forma poco ética de multiplicar sus ganancias, de acuerdo con lo que pudo establecer la GTGF. Si el cable se dañaba por sí solo, el usuario se vería enfrentado a dos posibilidades: La primera, tener que comprar el mismo cable una y otra vez a cualquier costo; y la segunda, tratar de repararlo por sí mismo. Una tercera posibilidad, que sería dejar que el aparato se descargue y ser libre y feliz  no se contempló, pues otro estudio demostró que cuando un usuario habitual tiene su dispositivo móvil en menos del 5% de carga (color rojo) sin un cargador a la mano, se le genera un cuadro agudo de ansiedad disociativa.

Por tal motivo Apple, al parecer, procedió a despedir al responsable del diseño de los cables que no se rompían. También a desmejorar de manera sustancial la calidad de los mismos; y, finalmente, entablar una alianza estratégica con  3M, uno de los principales fabricantes de cinta aislante del mundo.  Vínculo que consistía en recibir una comisión cada vez que un presunto usuario de Apple, no muy difíciles de reconocer, se acercara a comprar un rollito de cinta.

Al investigar  más a fondo, la GTGF descubrió, mediante análisis químicos, que los cables que se usan en la actualidad  están compuestos por una aleación de papel higiénico, agua, aserrín, pegante para madera (colbón) y goma arábiga como emulsionante. Esta aleación tendría una vida útil de 30 días.

Hasta  el momento no se ha logrado obtener explicaciones por parte de las compañías, excepto por lo expresado por Helmut Campbell, gerente financiero de 3M,  quien admitió que quizás sí, se había destapado una olla podrida, pero que por tratarse de  ellos sería una olla podrida pero de teflón antiadherente 3M.

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