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Se creyeron en Tuluá.

Una vez se conocieron los pagos millonarios que harán esta temporada los clubes de la liga del fútbol chino, cientos de futbolistas colombianos, profesionales y amateurs, viajaron hacia el país más poblado del mundo, acompañados de sus esposas, familias, empresarios y representantes.

“Así como para nosotros los chinos son todos iguales, para ellos todos los niches somos idénticos, por eso vine acá, a que me confundan con un profesional y me contraten.” Comentó el espigado zaguero central de los Tigres de Palmira, Yairlon Carabalí.

Pero a su llegada, los colombianos se dieron cuenta de que en China, se celebraba el año nuevo, razón por la cual, decidieron posponer sus entrenamientos, integrarse a las fiestas y aprovechar, otra vez, el periodo de las vacaciones.

“Yo pensaba que ellos nos llevaban unas horas, pero somos nosotros los que les llevamos más de un mes, pues en Colombia ya entramos en carnaval. Será adaptarnos y ponernos a beber hasta que vengan acá los reyes magos” manifestó Wilmar Serna, futbolista retirado que espera una nueva contratación.

Y así fue, la ciudad de Wuham, provincia de Hubei, sede del Wuhan Zall Football Club, fue testigo de un grupo de colombianos borrachos que armaron un mamarracho de trapo en honor al año viejo de la cabra y lo quemaron ante la mirada atónita de cientos de cultivadores de arroz. La fogata y varias canecas de aguardiente, sirvieron para calentar a los colombianos en el invierno chino, animarlos a bailar choque y disparar tiros al aire hasta altas horas de la madrugada, sin que, afortunadamente, se registraran víctimas.

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