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Terminada la dura etapa de hoy en el Tour de Francia con llegada en La Tossiure, un hecho entre anécdotico e inquietante tuvo lugar en el hotel asignado al equipo español Movistar de Nairo Quintana y Alejandro Valverde.

En la suite del hotel, a nombre del colombiano pero ocupada por el español, se reunieron ocho integrantes de la escuadra telefónica «a ver peliculas, pedir pizza y pasar un buen rato». Era tan agradable el ambiente de relajación que pronto una cosa llevó a la otra y, movidos por el efecto del azúcar de la gaseosa cuatro litros, uno a uno los pedalistas fueron subiendo a la cama de Valverde y comenzaron a liberar la tensión acumulada durante tres durísimas semanas saltando frenéticamente sobre la misma.

Cuando a alguno de ellos se le ocurrió buscar a Nairo para, como es costumbre, alzarlo y jugar a pasárselo con uno de ellos haciendo de «bobito», cayeron en la cuenta de que no lo habían invitado. Según relata uno de los presentes, se miraron y en un principio los rostros coincidieron en un gesto que en términos coloquiales podría interpretarse como de «qué carajo», pero luego reflexionaron, vino el remordimiento y comisionaron a Winner Anacona para que fuera a buscarlo a su habitación.

Allí lo encontró, concentrado en su computador portátil haciéndole el favor a sus compañeros de llenarles el informe de actividades del mes, requisito para el pago. Ante la invitación, respondió: «hoy no, pero mañana de pronto sí».

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