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Un detalle no pasó inadvertido para los periodistas que recorrieron hoy la nueva sede en Cupertino, Estados Unidos, del gigante de la tecnología.

El inmueble, en forma de anillo y que ocupa 26 hectáreas con lo último en tecnología para oficinas ya muestra un sorprendente desgaste en la cobertura de los cables del fluido eléctrico.

Dicha falla, que replica, paradójicamente, la que a diario deben padecer millones de usuarios de los teléfonos iPhone así como de los computadores MacBook que fabrica dicha marca, saltó a la vista de los periodistas en el recorrido por las nuevas instalaciones.

Interrogado al respecto, un vocero de la marca aseguró que bajo la filosofía de un ambiente 100% Apple, este detalle estaba previsto. «Somos innovadores, geniales, pero sobre todo sinceros y autocríticos. Por eso le dimos cabida también a nuestras fallas históricas».

Ha trascendido que la plana mayor de la empresa se debate entre comprar varios kilómetros de cable  original  para reemplazar los ya deteriorados a un costo que podría rozar el billón de dólares o jugársela por la oferta de un proveedor chino a un valor quince veces inferior, pero sin certeza de que estos finalmente puedan prestar algún servicio. Una tercera opción de carácter provisional sería la de invertir en un importante pedido de rollos de cinta aislante 3M.

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