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Amparados en un decreto que faculta al emisor a emprender este tipo de acciones cada vez que considere que existen comportamientos inapropiados de la ciudadanía en relación con el dinero que circula en las calles, pronto comenzarán los operativos de la Policía Fiscal y Aduanera para detectar la presencia en hogares de alcancías con piezas de esta denominación.

Bueno aclarar que desde que fueron puestas en circulación el año pasado, estas monedas han sido víctimas del afán acaparador de la gente que no ha permitido su libre circulación, situación que comienza a tener efectos negativos en la economía. Un estudio relámpago cuyos resultados acaban de revelarse permitió establecer que estas generan un apego hasta treinta veces superior que el del resto de metales y que la carencia de las mismas en las transacciones cotidianas podría golpear hasta en un 0.4% el crecimiento de la economía del país en el 2014.

«La idea era que reemplazaran a los billetes de 1.000, que ya estamos retirando. Al no haber ni monedas ni billetes, estamos teniendo una crisis de sencillo que ya ha disparado las patologías mentales entre los conductores de servicio público especialmente«, afirmó un vocero del banco.

«Me parece ridículo, un absurdo total. Perdóname la expresión, una lobería. Por primera vez los colombianos están ahorrando y ahora salen con estas medidas intervencionistas que son un palo en la rueda para el libre mercado, fuente de prosperidad y felicidad», aseguró por su parte Lorenzo Santamaría, profesor de la Universidad de los Andes.

Según pudo establecer AP, las sanciones a personas que sean encontradas en posesión de más de diez de estas monedas irían desde la chatarrización de sus alcancías hasta jornadas de trabajo comunitario en las que tendrán que «romperle» un billete de 50.000 a una anciana necesitada de pagar una carrera mínima.

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