Publicado el por en Internacional, Interné.

El contacto que tuvo hoy con la prensa internacional Julian Assange a propósito del pronunciamiento del comité de derechos humanos de las Naciones Unidas que declaró arbitraria la orden de detención que pesa en su contra y que lo ha obligado a refugiarse desde julio de 2012 en la embajada de Ecuador en Londres, Reino Unido, fue la oportunidad que durante todo este tiempo estuvo esperando la persona encargada del servicio doméstico en la sede diplomática.

Maria Rossina Borja, ecuatoriana que cumple dicha labor en la embajada desde hace 30 años, relató a agencias lo que hizo una vez el creador de Wikileaks abandonó la habitación en la que ha permanecido en este largo lapso no sin antes aclarar que se trató de un plan de acción que llevaba elaborando más de tres años.

“Procedí a entrar a lo comando para cambiarle las sábanas que se las puse blancas y las encontré color bronce, todas empuercadas; abrí las ventanas para ventilar, quemé dos barritas de incienso, le recogí un cerro de ropa del tamaño del Cotopaxi y esparcí racumin porque esa bendita costumbre de don Julián de echar los bordes de las pizzas debajo de la cama tiene la casa cundida de ratones,  ahora espero la condecoración que el mismo presidente Correa me prometió si cumplía a cabalidad con esta misión cuando vino en noviembre y sintió el olor ”.

Fuentes al interior de la embajada confirmaron que al regresar y darse cuenta de lo que había ocurrido en su morada, Assange montó en cólera ante lo que consideró una intromisión indebida en su intimidad.

“Lo que lo molestó fue que Maria le desconectó el Internet con el tubo de la aspiradora y tú sabes lo importante que es para él el Internet, luego se dio cuenta de que Fortunato, el ratón que él a su vez había asilado en su cuarto y que era con el único con el que últimamente hablaba, había mordido un borde con el veneno y agonizaba, eso lo sacó de casillas, tanto que abrió la puerta iracundo como para irse, pero se devolvió rápido y como con el rabo entre las patas cuando la patrulla que siempre está acá en la esquina prendió las sirenas”, aseguró un funcionario que pidió reserva de su identidad.

Por ahora ha trascendido que, como muestra de descontento, Assange no daría su parte para el pago de la electricidad, el agua y, lo más sensible, el servicio de internet de este mes. De ocurrir esto, el embajador ya anunció que hará efectiva su amenaza de poner a disposición de los turistas en AirBnB el colchón que a, manera de cajón, se extrae de debajo de su cama.

Comentarios

Comentarios