Publicado el por en Bogotá, Política.

Ayer, en medio del éxtasis y la algarabía debido a la tan aplazada inauguración del deprimido de la 94,  el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, convencido de que todos los que estaban en el evento eran adeptos y suyos, se sumó, con su puño y letra, a las miles de firmas  que piden la  revocatoria a su mandato.

El burgomaestre estampó su rúbrica en un papel pensando  que quien se le acercaba era un admirador que quería un autógrafo en agradecimiento a su labor. Pero el papel resultó ser una planilla para la recolección de apoyos a la iniciativa.

Esto se dio porque justo después de terminados los actos inaugurales, Diego Castiblanco, joven activista que lleva varias semanas dedicado a recoger firmas, se le acercó llevando en sus manos una de las planillas para interpelarlo por lo que él considera su deficiente mandato sin imaginar lo que iba a pasar.

Según testigos que presenciaron el hecho, el Alcalde se encontraba pletórico dando abrazos y besos por doquier,  incluso en ese momento una señora, miembro del prestigioso Club de Señoras Elegantes Amigas del Deprimido y  residente del lugar, le estaba pidiendo en medio de sonrisas y miradas un tanto atrevidas un mechón de su  barba para guardarlo en un camafeo, cuando, entre todo ese tumulto se halló frente a frente con  Diego al que le vio el formulario aún en blanco, y,  antes de  que Diego pudiera dirigirle la palabra, el Alcalde le interrumpió dando lugar al siguiente diálogo que transcribimos a continuación:

–  Hola ¿Quieres que te firme esa hojita?

– Pues… bueno, dele, fírmela.

– Me imagino que quieres que te  firme  por mis obras y por lo que estamos haciendo con Bogotá.

– Sí, claro, por eso.

– Y también por lo que queremos hacer con la presunta reserva Van der Hammen.

– Sí, sobre todo por esa parte.

– Y por lo que pensamos hacer con las vías férreas y con los trenes.

– También.

– Y por el Transmilenio y el metro elevado.

– Obvio, también.

– Y por mis decisiones respecto a la ETB

– Claro, también por eso.

– Listo, ven y te firmo. Me encanta, me parece maravilloso que pienses  así. Te felicito y continúa ese camino porque necesitamos jóvenes como tú comprometidos con el futuro de la ciudad.

– Alcalde, falta la cédula.

– Ah, claro,  para que no queden dudas de la autenticidad ¿Quieres tomarte una foto para ponerla en redes sociales?

– No, ya con esto es suficiente.

Luego de la firma el Alcalde Peñalosa continuó repartiendo saludos, aún más animado de lo que estaba antes de haber entablado anterior conversación, y, por su parte, Diego se retiró de la muchedumbre mirando la rúbrica una y otra vez en evidente estado de desconcierto al ver que, además de la firma,  en la parte inferior del formulario decía «Con amor, besos Quique».

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